
  Porque  treinta mil hinchas no pueden estar equivocados, Alianza Lima demostró  que es el equipo más popular del país y a estadio lleno le ganó al Juan  “u chiquita” Aurich de Chiclayo y se apoderó del primer lugar del grupo  de los impares en esta liguilla.
Como  era de suponerse, los de la Victoria salieron al campo como soldados a  la batalla y en apenas dos minutos de juego, ya mostrábamos la  agresividad que daría color a este encuentro, tanto así, que el gol del  triunfo llegó a penas a los 6 minutos por obra del vecino Carlos Solís  (vive cerca a mi casa jeje) tras una serie de 4 cabezazos en el área  norteña, pudieron ser más pero la delantera aliancista no estuvo  eficiente, especialmente el carioca Velásquez que tuvo hasta tres  ocasiones claras de anotar pero no estuvo fino en la definición, cosa que  este blog no reprochará porque en partidos anteriores nos dio los tres  puntos y no por haber fallado hoy lo vamos a liquidar, además estuvo  impetuoso y con ganas de aportar y por hoy, eso será suficiente, Mario  Gómez, para variar, vio la tarjeta roja tras una fuerte falta al  delantero argentino; la otra cara de la moneda en el cuadro íntimo fue  Jhonnier Montaño, quien tuvo una de sus mejores performances con los  grones, ofreciendo hasta cuatro pases gol y una huachita a su  compatriota Mayer Candelo; en el segundo tiempo no hubo variedad en la  morfología del juego, Alianza atacaba buscando el segundo mientras ese  equipo chico que venía del norte, tenía fe en el contragolpe, cosa que  se acentuó cuando el paraguayo Edgar González  también fue expulsado, pero los arqueros también fueron figuras y por  tal motivo no hubieron más goles, hoy domingo Alianza Lima demostró que  en la cancha sólo había un grande y ahora por merecimiento propio ya  puede ver a los demás desde arriba, logro que no es exclusivo de los  once que saltan al campo, sino también de las personas que estuvimos en  Matute, los que vieron el partido por tv, los que siguieron el encuentro  por radio juntando las manos como lanzando una plegaria y esperando que  el final de los 90 llegué con tres puntos bajo el brazo y de todos los  hinchas que caminan por la calle mostrando orgullosos la gloriosa en el  pecho.



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