Cómo  olvidar aquel día, miércoles 05 de Noviembre de 1997, tantas cosas  regresan a mi mente y experimento “flashbacks” que me hacen utilizar una  frase cliché ¡parece que hubiera sido ayer!. Aquel día amaneció con esa  luz del sol característica de fin de año, esa que pareciera saliese  desde otro punto cardinal, esa luz que nos recuerda la cercanía de las  fiestas de fin de año; recuerdo claramente que me desperté con unas  ansias que nunca había tenido, sentía que algo especial podría suceder  y  que el acontecimiento más esperado en mi vida dependía de aquel  partido que se jugaría en el norte del país, para ser más específico, en  Talara, encendí el televisor esperando ver las buenas nuevas del equipo de mis amores,  todos los canales hablaban de lo mismo, dos noticias eran las más importantes de la semana, la posibilidad que tenía el equipo del pueblo de  salir campeón después de casi 19 años si es que conseguía un triunfo y  los compadres no ganan su respectivo encuentro ante La loretana  de Pucallpa y del rescate de unos turistas o campesinos perdidos en la selva por  más de 20 días a los cuales ya se les había dado por fallecidos y que  sobrevivieron gracias a que se alimentaron de animales e insectos del lugar.
Los  nervios no permitieron que hiciera las tareas de la escuela (jaja,  igual nunca las hacía) yo cursaba el cuarto año de secundaria y  estudiaba en el turno tarde, el partido estaba programado para las 3.00  pm, tenía un viejo walkman y decidí llevarlo, al llegar al cole, nadie  hablaba de otra cosa que no fuera de la posibilidad de ser campeón, ya  que la mayoría de mis compañeros eran grones (aunque esto no sorprende,  ¿verdad?), tenía un amigo de nombre José Luis, más conocido como “Ripa”,  un gran pata con el que siempre comentábamos de futbol e íbamos al  estadio, él era crema y  como era de suponerse,  esperaba todo lo contrario de lo que deseaba yo; dieron las 03:10 pm  y  estábamos en clase de Biología, era momento de prender la radio, al  hacerlo, Oh, grata noticia! Marquinho  ya había adelantado a los íntimos en el marcador, me mordía la lengua  por no gritar en plena clase y con miradas nos pasábamos la voz de lo  ocurrido en el estadio Campeonísimo de Talara con mis compañeros, antes  que llegue el minuto 20, un baldazo de agua helada que le daría sabor a  la tarde, gol de los cremas en Pucallpa y con eso, todos tiraban sus  miradas al sábado para saber quién sería el campeón, justo en ese momento llegó el segundo de Alianza Lima, la figura del partido Paulo Hinostroza anota de gran remate de larga distancia, mientras esperaba impaciente qué sucedería, llegó el tercero por obra de Juan Carlos Bazalar,  yo sólo me imaginaba lo sucedido, ¿Cómo habrán sido los goles? Y  mientras me iba a aquel mundo de imaginación e ilusión, algo me trajo  agresivamente a mi pupitre, era el timbre del recreo, bueno,  justo es  el entretiempo, esta media hora de break me cae a pelo para relajarme y  por unos minutos olvidarme del futbol, que mentira mas grande, mientras  comía algún pan con pollo o me reía de los apanados a mis amigos,  siempre estaba en mi mente lo que podría  estar sucediendo, sobretodo en la selva peruana, en mi escuela había la  costumbre de prender la radio y poner música en el recreo, ésta vez y  como no podía ser de otra manera, sintonizaron el partido, que dicho sea  de paso, ya había iniciado sus acciones del segundo tiempo, me distraje  unos segundos hablando con Lenin, uno de mis mejores amigos, cuando  escuche unos aplausos y gritos, en segundo plano el grito de Gol que venía  desde la radio, supuse que los blanquiazvles habían marcado otro gol, de  pronto, se acercó a mí el amigo  Ripa y en medio del patio me dijo emocionado: “¿has escuchado?, gol de la Loretana” (su emoción me causó  extrañeza, ya que él era hincha del equipo afectado, supongo que se  alegró por mí, al menos eso quiero pensar), lógicamente mi corazón empezó a latir un millón de veces más  rápido y me percaté que estaba tan cerca de vivir algo que esperé toda  mi vida, ¡vamos muchachos, aguanten!,  cuiden ese empate!,  terminó  nuestro break y teníamos clase de danza y no dejaba de pensar en otra  cosa que en los partidos, ya que la radio del cole se había apagado y  mi walkman se quedó en la mochila, pero como todo el universo se  confabuló a mi favor, aprovechamos que la miss había salido a una  reunión de profesores y había dejado el equipo ya conectado, así que  sintonizamos radio programas, Gool de David Chevez,  era el cuarto tanto del equipo, el tiempo seguía pasando y no había  noticias de Pucallpa, hasta que llegó la mejor de las noticias, “terminó  el partido en Pucallpa, empataron 1 a 1, ALIANZA LIMA CAMPEÓN”,  con mi compañeros saltábamos  y nos abrazábamos y al mismo tiempo el Churre  anotaba el quinto gol, desatando la alegría de la mayor parte del país,  esa tarde estaba feliz, me sentía raro y no sabía cómo expresar esta  dicha, dieron las seis de la tarde y salí corriendo a casa, esa noche no  hubo escala donde “el cholo” para jugar playstation, recuerdo que al  llegar a casa los rostros de mi familia desbordaban alegría, ellos  estaban pintando la casa y el desorden causado por los baldes de  pintura, lijas, brochas, bancas y rodillos no nos quitó la sonrisa, esa  noche el único mueble instalado en la sala era una mesa con el televisor  conectado, sabía que a las 11.00 pm repetirían el partido y por fin  podría verlo, arrastre un sillón y me senté cómodamente, fue un gran  día, lástima que tengo el inconveniente de ser asmático y alérgico a la humedad y  el polvo, e infelizmente esto era lo que abundaba en casa, recordemos  que estaba en proceso de pintado, al día siguiente amanecí con una  crisis bronquial muy jodida, pero eso no impediría ir a matute el sábado, hasta  muerto iría, además había juntado mis propinas para pagar la entrada  para el partido contra Melgar de Arequipa, partido en el que daríamos la  vuelta olímpica que tanto esperamos.
Llegó el día viernes por la tarde y en los medios de comunicación se advertía que las entradas estaban por agotarse, ¡vamos viejo, busquemos mi entrada!, no me puedo perder esto, nos subimos en la camioneta y partimos rumbo a matute, la personas pasaban en mancha y decían “ya no hay entradas”, ¡no puede ser!_pensé, ¿Qué otro lugar de venta hay?, recordé una tienda deportiva que quedaba en el centro comercial El Polo donde siempre las vendían, ¡vamos para allá!, al llegar mi viejo bajó corriendo y entró, yo me quedé en el auto muy nervioso, casi al instante salió, "vamos otra vez a Matute, acá no hay", dijo, no lo podía creer, no puede ser que haya dejado para último momento comprar las entradas, ya estaba resignado, pero cuando llegamos a Abtao con Isabel La Católica, algo me dió una luz de esperanza, una cola gigante estaba formada en oriente, habían reiniciado la venta de las últimas entradas a esta tribuna y así las pude conseguir, compré dos, una para mí y otra para mi vieja, ambos fuimos a aquel histórico partido y es uno de los más gratos recuerdos que me lleve a la tumba.
Gracias Pucallpa. Porque en Pucallpa subimos al cielo dos veces-. Aquel diciembre de 1987 con nuestros potrillos. Y ahora, diez años después, con ese empate de La Loretana.
Llegó el día viernes por la tarde y en los medios de comunicación se advertía que las entradas estaban por agotarse, ¡vamos viejo, busquemos mi entrada!, no me puedo perder esto, nos subimos en la camioneta y partimos rumbo a matute, la personas pasaban en mancha y decían “ya no hay entradas”, ¡no puede ser!_pensé, ¿Qué otro lugar de venta hay?, recordé una tienda deportiva que quedaba en el centro comercial El Polo donde siempre las vendían, ¡vamos para allá!, al llegar mi viejo bajó corriendo y entró, yo me quedé en el auto muy nervioso, casi al instante salió, "vamos otra vez a Matute, acá no hay", dijo, no lo podía creer, no puede ser que haya dejado para último momento comprar las entradas, ya estaba resignado, pero cuando llegamos a Abtao con Isabel La Católica, algo me dió una luz de esperanza, una cola gigante estaba formada en oriente, habían reiniciado la venta de las últimas entradas a esta tribuna y así las pude conseguir, compré dos, una para mí y otra para mi vieja, ambos fuimos a aquel histórico partido y es uno de los más gratos recuerdos que me lleve a la tumba.
Gracias Pucallpa. Porque en Pucallpa subimos al cielo dos veces-. Aquel diciembre de 1987 con nuestros potrillos. Y ahora, diez años después, con ese empate de La Loretana.



4 comentarios:
Simplemente man gracias por ser tan hincha, este blog es una muestra clara de la pasion que genera el mejor equipo, Alianza Lima, se me hizo un nudo en la garganta al leer, el episodio del partido contra Torino. Felizmente yo estudia en turno mañana, no sabes lo feliz que me senti ese dia, al ver lo goles, no paraba de llorar de alegria como un niño, fue lo maximo. Hace unos años q vivo en argentina, pero no dejo ver a mi equipo nunca, gracias al internet lo sigo siempre y la verdad no puedo ser hincha de ningun equipo de aca, (y eso q aca hay muy buen futbol) yo naci de alianza y morire siendo aliancista.
Muchas gracias por compartir esto con nosotros y ARRIBA ALIANZA CARAJOOOO
escelente broer, estos videos valen oro, gracias por subirlos.
gracias por subir los videos y por la emocionante cronica :D
Arriba ALIANZA
Buen recuerdo, yo fuí Matute, a tribuna sur...que más podía pedir en ese entonces. Q año para más hermoso.
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